Por Bruno Rubilar G., presidente Aproval Leche A.G.
El bajo nivel de confianza -o derechamente ausencia de ella- entre la producción primaria y las empresas elaboradoras, debe ser uno de los factores que mayor ruido ha generado en el sector lácteo chileno en la últimas dos a tres décadas. Exceptuando, por cierto, la situación del único esfuerzo asociativo nacional de productores que se desarrolla en nuestra región (COLUN) y cuyo éxito se basa -precisamente- en la confianza construida en torno a un proyecto de desarrollo compartido entre la producción primaria y la fase de procesamiento.
Esto explica en buena parte la polarización a la que hemos llegado, donde la opinión pública ha sido testigo de las pasiones desatadas y de argumentos que han ido a extremos peligrosos incluso para los propios productores de leche, que se levantan en este contexto como el eslabón más débil o menos alcanzado por los beneficios que genera esta actividad económico-productiva.
Más allá de los nuevos aspectos normativos que se están impulsando en el Congreso o de las medidas arancelarias transitorias que pudieran aplicarse para neutralizar eventuales distorsiones generadas en el comercio internacional, creemos que ninguno de estos esfuerzos tendrá un impacto real y de larga duración, en la medida que quienes formamos parte de la cadena no seamos capaces de sentarnos a conversar, sin complejos ni con agendas censuradas a priori, para hacer un esfuerzo y avanzar en construir una agenda compartida sobre la cual alinearnos y ponernos a trabajar.
No es sostenible pensar en un sector lácteo donde productores y procesadores sigamos enfrentados como enemigos, unos descalificando a los otros y endosándonos mutuamente los problemas de competitividad que de seguro son compartidos. Tampoco es razonable pensar que todos los “buenos” están en un bando y todos los “malos” en el otro, y poco contribuye que quienes están en posición de apoyar este esfuerzo conjunto, lo hagan desde la misma lógica confrontacional.
Tenemos un enorme desafío por delante. Como Aproval tomamos la decisión de dar pasos concretos en esta dirección haciendo un trabajo interno de reordenamiento de nuestra agenda, sincerando las expectativas frente a nuestros asociados y aprovechando los espacios de conversación y trabajo conjunto de la cadena que reconocemos en el Consorcio Lechero y también hemos participado activamente en las convocatorias al trabajo de la Comisión Nacional de la Leche.
El momento actual nos exige esfuerzos adicionales y generosidad para abordar este desafío y esperamos poder estar a la altura de las circunstancias.