Por Paulina Carrasco Gorman, Presidenta Aproval Leche A.G.
Hace casi un año, planteamos en diversos espacios de difusión nuestra inquietud respecto de “hacia dónde va la lechería chilena”, porque veíamos con preocupación una serie de esfuerzos que hemos venido haciendo los principales actores sectoriales -públicos y privados- pero sin una mirada compartida en términos de diagnóstico respecto de la situación en la que estamos y hacia dónde queremos y podemos razonablemente ir.
El tema lo habíamos planteado previamente en el seno del Consorcio Lechero, instancia que, dada su representatividad, a nuestro juicio estaba llamada a liderar este esfuerzo de análisis crítico de la cadena lechera.
Luego de un tiempo de discusiones y reflexiones, afortunadamente se generó el consenso necesario de avanzar en un proceso de estas características, donde ya hemos cumplido la primera etapa que nos ha permitido internamente formarnos la convicción de que este planteamiento no sólo era necesario, sino que además debía transformarse en una prioridad en la gestión del Consorcio Lechero, en cuanto principal y única instancia de representación de la cadena láctea nacional.
Ahora vendrá la siguiente etapa, que será el levantamiento de información que liderará el Departamento de Economía Agraria de la Universidad Católica de Chile, bajo el liderazgo del académico Gonzalo Vargas, quien posee una vasta trayectoria y conocimiento de nuestro sector.
Este será un insumo de gran relevancia para poder proyectar el futuro de la lechería nacional a partir de una estrategia basada en el realismo más que en el voluntarismo, que dé cuenta de nuestras fortalezas, pero también de nuestras debilidades y que considere los nuevos desafíos en términos de oferta y demanda.
Creemos que los últimos años han estado marcados por esfuerzos aislados, muchas veces desconectados y en no pocas ocasiones con miradas divergentes.
La disminución del rebaño lechero, la salida del negocio de productores primarios, el estancamiento de la producción de leche, la vulnerabilidad de la pequeña industria procesadora y las dificultades para la integración vertical de los productores de leche, son hechos objetivos que ponen el marco de referencia para este esfuerzo de diagnóstico sectorial.
También está como dato de la causa que el modelo de desarrollo de nuestro país nos deja expuestos a la competencia internacional de manera rigurosa y muchas veces desleal, pero con una legislación antidistorsiones poco favorable para enfrentarla.
El desafío que nos hemos impuesto no es menor, pero creemos que es necesario para poder responder de manera razonable a la pregunta ¿hacia dónde va la lechería chilena?