• SABÍAS QUE...
    • De cada 3 litros de leche que se producen en Chile 1 proviene de la Región de Los Ríos
    • El consumo de lácteos en Chile bordea los 150 litros per cápita
    • Río Bueno es la comuna que más leche produce en Chile (15%)

Los adultos no necesitan la leche, ¿realidad o mito?

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La leche es un alimento muy presente en nuestra dieta. No obstante, hay quienes defienden que su consumo en la edad adulta es contraproducente. Para dar respuesta a esta cuestión, es importante tener en cuenta la cultura alimentaria de cada pueblo.

Carne, pescado, legumbres, cereales, frutas, verduras… Nuestra dieta se conforma en base a estos grandes grupos de alimentos, una infinita variedad que permite mantener sano nuestro organismo. Sin embargo, de entre todos ellos, el primero que se deslizó por la boca y recorrió nuestro aparato digestivo fue la leche. Con ella nos amamantaron y con ella crecimos. Pero, una vez llegados a la edad adulta, son muchos los que cuestionan el valor de este alimento, cuyo consumo, incluso, relacionan con un aumento del riesgo de padecer ciertas enfermedades. 

En este punto, ¿tiene sentido seguir tomando leche cuando somos adultos? Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia de Nutrición y Dietética, responde que la clave está en la cultura alimentaria de cada pueblo. “La teoría de que los seres humanos somos los únicos mamíferos que seguimos tomando leche después del amamantamiento y que, por tanto, no es necesario tomar esta bebida no es del todo cierta”, argumenta el experto, quien añade que se tratan de creencias vinculadas a un tipo de cultura, ideología o religión.

El especialista detalla que el consumo de leche en Europa está muy arraigado desde los orígenes de la humanidad: “Ya los primeros homínidos empezaron a beber leche de cabra, oveja, burra o vaca. Principalmente, la bebían en el día y hacían con ella quesos para poder conservarla”. Por el contrario, en cualquier zona de Asia, como la India, la leche no forma parte de su herencia gastronómica. 

La lactasa, un aspecto a tener en cuenta
La forma en que este alimento esté incorporado o no a la dieta de cualquier pueblo se traducirá en posibles deficiencias de la enzima lactasa, que provoca que no se pueda digerir correctamente el azúcar de la leche, que es la lactosa. En este sentido, se ha comprobado que en países que son grandes bebedores de este alimento hay un menor porcentaje de la población que tiene déficit de lactasa, mientras que en aquellas otras zonas donde no hay costumbre de consumirlo, el índice de personas con intolerancia a la lactosa es mayor.

Leticia López, miembro del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid (CODINMA), explica que la actividad de la lactasa en el intestino de los mamíferos va descendido a lo largo de la vida, por lo que, “filogenéticamente, lo natural sería ser intolerante a la lactosa, pero los seres humanos disponemos de un polimorfismo genético que hace que el gen que codifica para esta enzima se siga expresando y la actividad continúe, lo que nos permite digerir la lactosa a lo largo de toda la vida”.

Sin embargo, continúa la experta, esto no siempre es así, y algunos individuos dejan de expresar el gen progresivamente, disminuyendo notablemente en la edad adulta. “Mientras que en Europa del norte tan solo un 5% de la población presenta esta intolerancia, en España se estima que afecta entre un 20-30%, llegando a afectar al 75-80% de los afroamericanos y al 95% de los asiáticos”, cuantifica.

En cualquier caso, la dietista aclara que el nivel de tolerancia o intolerancia es individual y raramente es del 100%, por lo que normalmente somos capaces de digerir pequeñas cantidades, aunque seamos intolerantes. “Esta es la explicación de que algunas personas no toleren la leche, pero sí el yogur (que suele tener solamente un 2,5% de lactosa)”, afirma.

“El ser humano, a través de cientos y miles de años ha ido adaptando su cuerpo a los alimentos que culturalmente toma”, recalca Russolillo. De esta forma, la leche no es un producto adecuado en la dieta de las personas orientales, quienes no tienen la costumbre de tomarla: “Posiblemente no sean capaces de digerir el alimento y tolerarlo al ya no tener lactasa”. 

En cambio, como ya se ha mencionado, en nuestro país la situación es diferente y la leche forma parte de nuestra dieta, por lo que es un alimento completo y saludable, también en la edad adulta. López expone que “presenta niveles muy balanceados de sus principales componentes: proteínas, hidratos de carbono y grasas. Por ello, si no hay contraindicación, su consumo es recomendable a lo largo de toda la vida”. La especialista manifiesta que lo que nuestro organismo requiere no es de alimentos concretos, sino de los nutrientes que estos contienen y, en el caso de la leche, nos aporta nutrientes esenciales que son los que debemos proporcionar al organismo a través de los alimentos, ya que el cuerpo no es capaz de sintetizarlos por sí mismo. 

“Estos nutrientes se necesitan a lo largo de toda la vida, por lo que, si nos gusta la leche, y aunque no es imprescindible, sí es una excelente opción como parte de nuestra dieta habitual”, añade la experta.