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Compra de platas queseras abre nuevas posibilidades a lecheros

  • Noticias
  • 03 marzo 2017
  • australosorno.cl

Sorpresa causó la tarde del miércoles la venta de las procesadoras de queso locales Kümey (Purranque) y Lácteos del Sur (ex Mulpulmo), ambas representantes de la mediana industria de ese rubro, ya que el escenario comercial cambia abruptamente en el país. Ambas firmas, pertenecientes al holding La Vaquita, pasaron a formar parte de la firma más grande en el mundo que se dedica a la elaboración del producto, la multinacional Lactalis, con su filial Parmalat en Chile.

Hasta esta semana en el país la industria del queso se concentraba principalmente en las Empresas Surlat, Valle Verde y la Vaquita junto a Kümey y Lácteos del Sur y tras ellos estaban todos los productores pequeños. Ahora, en cambio, Parmalat pasará a ser el productor más grande, que además pasa a competir a la par de las mayores industrias procesadoras de leche en el país: Colun, Nestlé, Soprole y Watt’s.

En cuanto al valor de la transacción por el holding La Vaquita junto a sus filiales Kümey y Lácteos del Sur alcanzó los 106 millones de dólares, es decir, más de 69 mil millones de pesos.

Nuevo escenario

Alfredo Albarrán, secretario ejecutivo de la Asociación de Productores de Queso (Aproqueso) explicó que con la entrada de esta multinacional este sector productivo tendrá un cambio abrupto, ya que hasta esta semana los grandes representantes eran Colun, Watt’s, Nestlé y Soprole, estas dos últimas transnacionales.

Pero la transformación aparece con la compra de La Vaquita junto a sus socios estratégicos Kümey y Lácteos de Sur, por parte del mayor productor de queso en el mundo.

Las cuatro plantas que Parmalat adquirió en Chile tienen una capacidad instalada de unos 250 millones de litros de leche, de los cuales 150 millones corresponden a la ex Mulpulmo, ahora Lácteos del Sur y otros 100 millones a Kümey.

Albarrán señaló que en una reunión que sostuvo ayer con los ejecutivos de la planta, éstos le informaron que no se producirán mayores cambios, pese a la millonaria transacción.

Agregó que una de las principales características de estas plantas es que en ellas el trato con los productores lecheros era directo, sistema que se mantendrá luego de la venta, según le aseguraron los ejecutivos.

Incertidumbre

El profesional expuso que como ahora el escenario de la industria quesera cambió completamente, habrá que esperar la reacción de las otras plantas, además de las políticas que adoptará la empresa a partir de la próxima temporada que comienza en septiembre.

Destacó que también es muy importante conocer hacia dónde se dirigirá el queso producido, si es que se va al mercado internacional.

“Hasta ayer eran un grupo de empresas de dueños nacionales, con mucha experiencia en el mercado local, pero hoy pasan a ser parte de una multinacional gigantesca”, expresó.

El secretario ejecutivo de Aproqueso indicó que en el corto plazo Parmalat no debería cambiar la línea de los productos, ya que tienen que cumplir con el mercado nacional, satisfaciendo las demandas de sus clientes que son básicamente almacenes y supermercados, ya que La Vaquita es uno de los mayores laminadores de queso en el país.

Esto no va a cambiar a corto plazo, pero a mediano plazo es cuando tienen que venir las decisiones estratégicas de los nuevos dueños y ver cuál es la decisión que hay detrás de la adquisición de estas empresas. “Pero esto no lo sabremos hasta que ellos lo digan”, apuntó Alfredo Albarrán.

Sobre la administración, explicó que hasta el momento permanece el mismo equipo, por lo que hasta ahora no habrían cambios en cuanto a quienes se desempeñan en la planta.

Productores lecheros

Entre los principales involucrados en este cambio en la dinámica de la industria procesadora se cuentan los productores lecheros, por lo que el presidente de ese gremio en la zona, Dieter Konow, señaló que ve con buenos ojos la entrada de Parmalat al mercado local.

“Lo vemos con mucha atención e interés, ya que estamos observando una operación que hace que uno de los grandes actores internacionales del mercado lácteo aterrice en el país”, aseveró Konow.

El presidente de la Asociación de Productores Lecheros de Osorno (Aproleche) precisó que el gremio en general espera que la transnacional se constituya en un actor que active la competencia.

Además destacó que la entrada de una empresa de las dimensiones de Parmalat demuestra que la lechería local tiene las condiciones para que en la zona se obtenga un producto de alta calidad a nivel mundial, pero que no ha sido valorado por las grandes industrias procesadoras que operan actualmente en Chile.

Consultado si existe algún temor respecto a que la nueva firma entregue precios al litro de leche por debajo de lo que los productores consideran justo, Konow dijo que por ahora eso sería especular, por lo que el gremio que representa esperará a ver cuál es la posición que tomará la empresa.

“Creemos que un nuevo actor de esa envergadura va a potenciar la libre competencia. Eso por lo menos es lo que esperamos y en lo personal no creo que en primera instancia entren a no competir”, expresó el presidente de Aproleche.

Inquietud

Luego del anuncio de esta millonaria compra surgieron dudas sobre el futuro de los más de 600 trabajadores que cumplen funciones en las cuatro plantas adquiridas por Parmalat.

En Osorno, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Claudio Millaguín, manifestó que ese gremio se encuentra preocupado porque no hay seguridad respecto al escenario que a futuro se viene, que a su juicio podría darse como una reestructuración completa que implique desvinculaciones.

“Hacemos este llamado de alerta y exigimos a las autoridades tomar cartas en el asunto”, expresó el dirigente de los trabajadores.

En tanto el director regional del Trabajo, Guillermo Oliveros, explicó que en el artículo cuarto del Código del Trabajo se establece que en las modificaciones totales o parciales relativas al dominio de la empresa o a la posesión de la misma, no alteran los derechos y obligaciones que están en los contratos, ya sean colectivos o individuales.

“Esto quiere decir que los contratos siguen vigentes y los trabajadores continúan con los nuevos empleadores. Cualquier despido tiene que ser fundado y justificado con alguna causal específica para que hubiese un tipo de despido”, resaltó Oliveros.

Adelantó que el inspector provincial del Trabajo, Juan Sánchez, se encuentra en proceso de citar a los trabajadores del sindicato de la empresa Kümey y a los representantes legales de las firmas que hicieron la venta.