Casi dos meses después de que un par de diputados advirtiera públicamente que en el mercado de la industria láctea hay señales de colusión y que llevarían los antecedentes a la Fiscalía Nacional Económica para que fuesen investigados, la Federación Nacional de Productores Lecheros (Fedeleche) reactivó finalmente la demanda por abuso de poder de compra que había presentado en contra de Nestlé, Soprole y Watt’s, bajo la convicción, según señalaron, de que las firmas han incurrido en prácticas indebidas que han mermado significativamente la posición de los centenares de productores distribuidos en la zona central y sur del país. A diferencia de la acción anunciada por los parlamentarios, la demanda de Fedeleche se interpuso en el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), que es el órgano jurisdiccional encargado de prevenir, corregir y sancionar los atentados a la libre competencia.
A pesar de que luego que se diera a conocer la reactivación de esta demanda ante el TDLC las citadas industrias evitaron pronunciarse públicamente, en ocasiones anteriores ya habían sostenido que el menor precio por el litro de leche que se paga a los productores no responde a una actitud discrecional ni mucho menos a un acuerdo entre ellas, sino que lisa y llanamente a la situación internacional del mercado lácteo, que de acuerdo a lo que han asegurado se encuentra a la baja. Sea cual sea la causa, estos valores reducidos tienen en vilo a numerosos productores lecheros de la zona, muchos de los cuales no han logrado equilibrar sus ingresos y egresos, obligando a varios de ellos a adoptar drásticas medidas que oscilan entre la reducción de costos y, en situaciones extremas, la venta de sus planteles.
Será ahora el TDLC el que deberá arrojar luces en una relación de mercado marcada por un desencuentro de años entre la industria y los productores, con el telón de fondo de una actividad económica como la lechería que es uno de los pilares de la economía de la provincia de Osorno. En una democracia moderna como de la que goza el país, la demanda no debe llevar a extremismos ni represalias, así como tampoco erigirla cual panacea. Lo que se espera, claramente, es que la lechería recupere el sitial que por décadas ha tenido en la economía local.
