• SABÍAS QUE...
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QUESOS CAMPO MÍO: LA GRAN APUESTA DEL MATRIMONIO OLIVARES-ESCAURIAZA

  • Noticias
  • 22 septiembre 2015
  • Diario Austral Los Ríos

En un hermoso paraje de la comuna de Máfil, específicamente algunos kilómetros hacia el poniente del sector rural de Runca, se encuentra el fundo Rumento. Allí se encuentra la empresa Lácteos Rumento, cuya marca Quesos de Fundo Campo Mío busca elaborar productos lácteos con la mejor calidad, conservando las propiedades naturales de la leche y asegurando los más altos estándares en sanidad y protección del medioambiente.

Se trata de un negocio familiar, cuyos dueños son el ingeniero comercial Jorge Olivares y su esposa, Dominique Escauriaza, quienes cuentan con un equipo de trabajo compuesto mayoritariamente por mujeres que habitan en las inmediaciones de la empresa.

Surge la idea

“En un principio trabajábamos en lechería, con una pequeña producción. En aquella época, el precio de leche estaba muy bajo y con mi marido queríamos buscar una alternativa e independizarnos”, recordó Dominique Escauriaza.

Hace unos ocho años, la Universidad Austral de Chile dictó un curso de quesería en el cual participó la emprendedora. “Fue de carácter intensivo, duró unos 14 días y allí nos enseñaron básicamente los distintos tipos de queso, como el camembert y el gruyère, y cómo producirlos”, detalla.

Añade que en aquel tiempo su esposo cursó el Magíster en Administración de la UACh y para su asignatura de formulación de proyectos concibió la idea de levantar una quesería. “Quiso ver si era factible hacerlo, si nos podíamos tirar a la piscina. ‘Ok, me parece que podemos hacerlo’, dijo y lo hicimos”, precisa.

Los inicios

Escauriaza explica que con ayuda de un maestro del sector construyeron la planta “en forma súper artesanal, todo financiado con nuestros propios recursos”.

“En el curso de quesería, tuve un compañero procedente de Puerto Varas, que trabajaba en acero inoxidable. Y de repente le bajó la curiosidad de saber cuáles eran las necesidades de un quesero y se dedicó a fabricar miniplantas de 250 litros, que incluían un calefón para pasteurizar la leche, unas miniprensas y todo”, cuenta.

Dice que se comunicaron con este ex compañero y le adquirieron una miniplanta. “Es fácil hacer queso, lo difícil es la comercialización”, afirma y agrega: “Nos turnábamos para venir a la planta. De esa tina de 250 litros sacábamos 20 kilos de queso. En un principio, queríamos probar el tipo de queso; después de dos meses dimos con la calidad que queríamos y empezamos a comercializarlo en Máfil, donde conocíamos a la gente”.

Escauriaza asegura: “Gustó tanto el queso, que después de un par de meses nos dimos cuenta de que no dábamos abasto con esa mini-tina y nos mandamos a hacer otra de mil litros”.

Marca posicionada

Jorge Olivares detalla que en cuanto a equipamiento, disponen de dos tinas hechas de acero inoxidable: una con capacidad para contener 3 mil litros y otra de mil litros. “Estas tinas poseen prensas hidráulicas y calderas para la pasteurización automática”, precisa.

Sostiene que la marca ya está posicionada, “aunque no figuramos en supermercados, que es un rubro al cual no queremos llegar, porque es un muy mal negocio para un pequeño empresario como uno, por el tema del pago”. Frente a esto, añade que operan bajo la comercialización al contado, indicando que “con los 5 ó 6 años que tenemos de funcionamiento, nos pegamos ya todos los porrazos esperables. El que cree que este negocio es jauja, se equivoca; es muy sacrificado”.

Puntualiza finalmente que sus productos están presentes en recintos “de barrio, y estamos en todo Valdivia, Futrono, Los Lagos, Paillaco, Panguipulli, Temuco y algo a Santiago. Nuestra meta es llegar a producir 10 mil kilos mensuales de queso; hoy estamos en los 6 mil”.