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Expertos de Indap confirman que "la magia del sur" llegó a su fin

En Los Lagos el presupuesto de inversión de Indap alcanza los 26 mil millones de pesos en inversión (créditos más incentivos), pero se proyecta que para los próximos años buena parte de estos recursos serán enfocados en el cambio climático.

Este aspecto debe ser considerado en las inversiones y en las asesorías técnicas. Y también en obras de riego y programas de suelo. “Requerimos de más técnicas que nos permitan retener agua dentro de los suelos. Hay que ser cuidadosos con los programas de limpieza y en tiempos de sequía puede que no sea tan importante limpiar terrenos como hacer prácticas de conservación”.

En la actualidad, la región enfrenta una emergencia agrícola que tiene que ver con una situación mayor, que es el cambio climático. “Vivimos la peor sequía de los últimos 50 años lo que no es casualidad”.

Y no es casualidad porque de acuerdo a los expertos, la explicación radica en que el clima traspasó hacia la sur la frontera en unos 400 kilómetros, lo mismo que la frontera agrícola, lo que quiere decir que lo que se vive hoy día será lo normal a futuro.

Lo normal será “que tengamos veranos secos, dos meses secos y lluvias que comiencen a partir de abril y por lo tanto lo raro será que llueva durante enero y febrero”.

Este panorama obliga a que exista una mirada distinta de lo que es la agricultura y de lo que se está haciendo en la actualidad.

Según explica, esta nueva visión tiene que ver con que el cambio climático y la agricultura actual pasa por modificar las condiciones de suelo que hoy existen, lo que significa que se tendrán buscar semillas más resistentes y potenciar los programas de riesgo, agua, para lo cual Indap realiza en la provincia Llanquihue 26 pilotos sobre cosechas de aguas lluvias.

Para ello se confeccionaron tres sistemas diferentes que tienen que ver con microembalses en bordes de cerros, con guateros que se entierran y otro con recibir aguas de parte de los techos.

Para los expertos, estas aguas pueden ser guardadas por un período mayor a los 90 días y así utilizarlas en riesgos y en bebida. Para ello es importante, según recalca Santis, la gestión por cuanto se tiene que ejecutar un cambio cultural de cómo entendemos la agricultura, tanto los agricultores, la institucionalidad pública y la empresa asesora.

Es que a lo que se refiere este tema es a que se tienen que modificar algunos ciclos, fechas de siembras. Un ejemplo lo constituyen las papas: “Algunos sembraron en la época normal y no les fue bien, pero otros la modificaron y le fue mejor”.

Otro caso es que aún hay agricultores que tienen vacas pariendo en octubre, lo que no puede segur pasando.

Por ello se tiene que invertir en “cosas que no se tiene costumbre”, como regar las praderas, hacer prácticas de conservación de suelos, zanjas de infiltración, lo que quiere decir retener el agua.

Santis llama a pensar bien hacia donde se dirigen los gastos. “Vamos a tener que pensar bien si vamos a invertir en un galpón o en cosechas de aguas lluvias”.

Para los expertos, la próxima agricultura tiene que ser menos dependiente de los fertilizantes químicos.

Santis dice que en la región es costumbre que existan praderas suplementarias sólo para el invierno, pero ahora debe ser además para el verano. Y por lo mismo ya el año pasado “fomentamos el uso de estas praderas en este tiempo y antes de la emergencia agrícola”.

De hecho antes de que existiera esta declaratoria producto del déficit hídrico Indap había invertido en praderas, suelo, riesgo, concentrado y sales minerales, más de 7 mil millones de pesos.

Pero todo ello no tendrá los resultados esperados a juicio del personero si es que no hay cambios de actitud.

“No puede ser emergencia algo que pase todos los años. Y si se llegase a declarar emergencia el próximo año no será porque nos quedamos esperando que lloviera, ni porque dejáramos de hacer lo que tenemos que hacer, sino porque estos cambios pueden ser algo más lentos”, subraya.

Sobre el tiempo que pueden tardar estos cambios, el director regional de Indap espera que los agricultores se den cuenta rápidamente de que tienen que variar la manera de trabajar.

Dice que confía en que los pequeños agricultores entenderán que si quieren ser sustentables, rentables, que quieran seguir viviendo en el campo, tendrán que cambiar algunos conceptos.

Otro ejemplo de lo que sucede en la actualidad, es que hay lugares en la región que ya giraron hacia otros sectores productivos.

Es así como en Ancud hay parrones en algunos invernaderos, mientras que en Osorno hay una empresa que está elaborando vino, producto que es comercializado como gourmet.

Para los expertos de este servicio, por el año 2050 o quizás un poco antes se podrá producir vino en Chiloé. Ello, porque para ese año Los Lagos sería lo que hoy es la Región de O’Higgins, por lo que habrá frutales.