• SABÍAS QUE...
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    • El consumo de lácteos en Chile bordea los 150 litros per cápita
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Venezuela: ¿Cuál es el valor real de la leche en polvo? Los juegos del hambre en Venezuela

  • Noticias
  • 03 febrero 2015
  • Portal Lechero

Los consumidores no sólo deben someterse a largas horas de cola, sino que también deben pagar mucho más por los productos que están regulados — y que no se consiguen con regularidad en los anaqueles. El control de precios y de cambio son los principales factores que afectan la oferta de alimentos

Encontrarlos es casi un drama griego. Y si son básicos, paradójicamente, más. La escasez de los alimentos regulados en noviembre de 2014, según dato revelado por la firma Datanálisis, rondaba 68% en el Área Metropolitana de Caracas. El último índice de escasez oficial difundido por el Banco Central de Venezuela, en enero del año pasado, era de 28% sólo en comida. Extraoficialmente se conoció que en febrero escaló hasta 38%, en marzo bajó a 26,6% y luego retrocedió a 22% en abril. De acuerdo con el informe del ente emisor, en ese momento al menos 40 rubros tenían “serios problemas de abastecimiento” con índice de más 40%. El Banco Central no ha vuelto a difundir las cifras.

El drama de todos los días ha quedado registrado en casi todos los celulares particulares de los venezolanos. No hay quien no haya hecho una cola, al menos una vez, por papel toilette o detergente. No se trata de aglomeraciones por conciertos de ídolo de moda o concentraciones por oratoria política, no. Horas y horas de cola y suplicio, que este caso es lo mismo, por leche, carne o queso. Y la degradación: “nos han marcado como rese. Mira yo soy el número 1320”, comenta Hilda, una ama de casa que ya lleva 3 bajo el torrencial sol de Plaza Venezuela. Esta situación, además de la ausencia de etiquetas, demuestra la necesidad de adquirir a precios que permitan rendir el presupuesto. El poder adquisitivo de la población perdió 12% de capacidad de compra en 2014.

Harina de maíz precocida, azúcar, café, arroz, leche en todas sus presentaciones, pastas, compotas, pollo y carne de res, entre otros, son los productos que demanda en mayor cantidad el consumidor. Están controlados por el Gobierno nacional desde febrero de 2003. Desde entonces, mantienen un rezago significativo con respecto a los costos de producción.

Pero si creíamos que las kilométricas esperas son el problema, he aquí la verdadera causa de llanto: Desde noviembre de 2011, el Ejecutivo ordenó la regulación en 19 categorías de insumos, en unas 224 presentaciones, artículos de limpieza y cuidado personal, agua envasa, compotas y jugos de frutas. Sus valías se mantuvieron invariables por más de dos años, situación que afectó drásticamente la producción y reposición de inventarios.

La masa no está para arepa

Con la harina precocida de maíz se asan o fríen las arepas. El plato típico nacional cada vez más ausente. La materia prima es el maíz blanco, cuya proporción es 50% nacional y 50% importado.

Mensualmente se producen 90 mil toneladas de harina. Alimentos Polar, a través de su marca P.A.N, representa 48% del mercado, mientras que el resto se reparte entre otras privadas como Juana, Doña Emilia, Mazorca, Ricamasa entre otras; y las del Gobierno: Damaseca, Pronutricos, Demasa, Venezuela Socialista y CASA.

Contiene vitaminas, proteínas, fibra, hierro, entre otros ingredientes que aportan un alto valor nutricional. De un paquete se pueden hacer 20 arepas. Está sometida al control desde 2003. El precio de este producto acumula un importante rezago con respecto a los costos de producción.

Solo se consigue al valor oficial en las cadenas de supermercados, redes de farmacias o los canales de distribución del Estado como Pdval y Abastos Bicentenario. En Mercal el precio está subsidiado y el kilo cuesta Bs 8,68. Los precios regulados son el factor que presiona la demanda en esos establecimientos formales, pues en el mercado informal son tres veces mayor al oficial.

En marzo del año pasado, en los buhoneros, el kilo costaba Bs 18; en julio ya había escalado a Bs 25 y actualmente se cotiza hasta en Bs 60. La distribución de la harina de maíz, al igual que toda la cesta básica, es supervisada y dirigida por el Ejecutivo nacional, a través del Ministerio de Alimentación. Para el Gobierno la prioridad es atender el abastecimiento en el Área Metropolitana de Caracas.

Oro blanco

La producción de leche pasteurizada es crítica. La regulación ha sido el primer obstáculo para la industria: la distorsión en los precios ha mermado la recepción de leche cruda. A esto se suma también la falta o más bien ausencia de envases y repuestos. Actualmente la industria pasteurizadora opera al 50% de su capacidad instalada y la mitad está inutilizada por falta de insumos.

La producción de leche cruda no crece. Actualmente se ordeñan 4 millones de litros diarios cuando se requiere de 10 millones por día. El déficit es de seis millones Entre 2012 y 2013, la producción creció en torno a 1% según las estadísticas del Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT).

En el país no se produce leche en polvo, por lo que el abastecimiento depende de las importaciones. Desde 2010, el Gobierno asumió la compra de la materia prima que se empaqueta en suelo criollo. Pero en el último año las importaciones se han realizado a destiempo y en cantidades insuficientes. Actualmente 70% de la capacidad instalada está ociosa por falta de materia prima, por lo que opera sólo al 30% de su capacidad, según cifras del sector.

La Cámara Venezolana de Industrias Lácteas (Cavilac) ha señalado que la desaparición, como Mandraque, de la leche en los anaqueles se debe a que el Gobierno no hizo a tiempo las importaciones de leche en polvo, situación que mermó los inventarios ante la presión del consumidor. Actualmente sólo en los operativos de calle de la Red Mercal se consigue el producto., pero un kilo por persona.

De acuerdo con las cifras del Banco Central, la escasez de leche en polvo en marzo fue 90%. Desde el año pasado su oferta, tanto líquida como en polvo, es prácticamente inexistente. Su aparición en los puntos de venta genera caos que deben ser controlados por los cuerpos de seguridad.