El 14 de octubre se realizó en Osorno, Chile, el Simposio de Empresarios Lecheros en Chile, organizado por la Revista Infortambo Lechería. El programa radial Rincón Tambero dialogó con uno de los disertantes de la jornada, Fernando Bargo, que habló sobre los sistemas pastoriles “Cómo son y hacia dónde van”.
Se escuchó durante el SEL una crítica sobre los modelos pastoriles exclusivos y en especial a los estacionales que se desarrollan en Chile, argumentando que si bien como condición básica hay que producir y aprovechar al máximo el forraje, argumentas que la mejor forma es hacerlo con alta carga y también desafiando la producción individual utilizando como recursos los concentrados y el grano ¿Crees que esta estrategia también es válida para nuestro la Argentina?
Definitivamente Chile es uno de los países que siempre van a ser pastoriles, pastoriles definidos como alta producción de pasto y alto consumo de pasto por hectárea, en esa lista incluiría además de Chile a Ecuador, a Colombia, a Costa Rica y a algunas zonas específicas de Argentina. Tanto en los países que van a seguir siendo pastoriles como en algunos modelos específicos de Argentina y Uruguay, que también van a poder ser pastoriles mientras puedan producir y consumirse por lo menos más de 10 mil kilos de materia seca por hectárea, la clave es acompañar las altas cargas con altas producciones individuales, y eso hoy se puede lograr. Mientras nosotros podamos comernos nuestro pasto por hectárea el negocio creo que pasa por no comerlo con dos o tres vacas sino con cuatro o cinco vacas y para hacer eso tenemos una gran ventaja: estamos facilitando el consumo de las vacas al restringirle el consumo de pasto por vaca y no por hectárea. La forma de poder sostener eso es trayendo alimento de afuera y que hoy en sistemas como los de Chile se puede hacer en forma rentable a través de, por ejemplo, Silaje de maíz e incluso concentrados.
Estás hablando de la importancia del consumo del pasto ¿Cómo podemos medir su consumo?
Lo que está demostrado por varios estudios hechos en distintas Universidades del mundo es que si nosotros forzamos a una vaca a comer más del 50% de la dieta de pasto, por ejemplo queremos que la vaca coma porque tenemos pasto y de una carga no ajustada a una carga más baja queremos que coma 12,13 kilos de pasto, eso va a atentar contra el consumo total. Entonces por eso el planteo que yo hago de consumo de pasto restringido por vaca pero alto consumo de pasto por hectárea. Ahora, cuanto más pasto tengamos en la dieta más difícil es el sistema de consumo porque es muy difícil estimar en condiciones prácticas el consumo de pasto de una vaca que está pastoreando, entonces lo que se hace a veces es que se estima por diferencias, se asume un consumo total en función de ciertas ecuaciones. Se calcula lo que comen de todo lo que no sea pasto, que es más fácil de calcular, y en la diferencia sobre ese consumo total estimado estaría el consumo de pasto. Es una metodología bastante poco precisa pero a veces es la única que tenemos. En la medida que las vacas coman menos pasto, el error de esa estimación va a ser menor pero claramente el desafío de saber cuánto pasto producimos y cuánto consumimos es grande. Otra forma de simplificarlo es que tengamos buenas estimaciones de producción y consumo y utilización de pasto por hectárea a nivel de sistema, entonces ahí en función de la carga podríamos estimar cuánto pasto están comiendo por vaca por día. Pero es un tema difícil.
En la Jornada también estuvo el especialista catalán Xavier Manteca, quien planteó que las vacas tenían que tener entre 9 a 12 horas de descanso
Manteca logró hacer un vínculo entre bienestar animal, dolor, confort y estrés, que a veces nos cuesta vincular pero que está muy asociado. Y la variable de conexión entre una vaca buen nivel de estrés, confortable y la producción, e incluso la salud, porque él habló de la mastitis, es el tiempo de descanso. En concreto, ver que las vacas en nuestros sistemas tengan la posibilidad de además de comer y hacer las otras actividades como llevarlas a ordeñar, de descansar entre 12 y 14 horas por día. Es decir, lo que está bien demostrado es que las vacas de mayor producción y que más convierten en forma más eficiente, no necesariamente consumen más que la vacas de alta producción pero sí descansan más. Entonces la pregunta a nivel de sistema es que las 24 horas del día ver si nuestros animales realmente tienen la oportunidad de echarse a rumiar tranquilos y a convertir mucho alimento en leche por lo menos 12 a 14 horas y lo que debemos sacar es cuando hay muchas vacas paradas, que no se echan porque es lugar no es cómodo. Cuánta leche estamos perdiendo y cuánto tenemos para hacer en el presupuestar las horas del día, de las 24 horas del día tener en cuenta que si a la vaca no le aseguramos ese mínimo que es un número importante y alto para descansar, va a ser una vaca que nunca va a convertir esos kilos de alimentos que nos preocupamos tanto de darle de leche.
Esto vendría a modificar el esquema de que las vacas debían estar 8 horas siendo ordeñadas, 8 horas comiendo y 8 horas descansando
Una vaca en pastoreo para comer en kilos lo mismo que una estabulada, la estabulada por ahí precisa entre cuatro o cinco horas y en pastoreo para comer esa misma cantidad por el trabajo de buscar los bocados porque es una dieta más “aguachenta” puede tardar cerca de diez horas comiendo, entonces es una diferencia de un sistema a otro. De cuatro a seis horas de consumo para consumir la misma cantidad de kilos, son horas que le estamos quitando a una actividad tan importante como es el descanso y la rumia. Entonces cualquier cosa que hagamos en sistemas que por altas cargas podamos comer menos pasto por vaca, siempre manteniendo el consumo por hectárea, menos horas comiendo va a ser horas que vamos a liberar para el descanso y eso va a ir a favor de una mayor eficiencia de conversión.
