• SABÍAS QUE...
    • De cada 3 litros de leche que se producen en Chile 1 proviene de la Región de Los Ríos
    • El consumo de lácteos en Chile bordea los 150 litros per cápita
    • Río Bueno es la comuna que más leche produce en Chile (15%)

¿Sobran vacas en Chile?

  • Opinión
  • 18 agosto 2014
  • Edgardo Zwanzger Azócar, Presidente Aproval-Leche AG
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Dependiendo de la óptica con que se mire, la respuesta puede ser positiva o negativa.

La razón fundamental de los rebaños lecheros es la producción de la materia prima para el abastecimiento de la industria procesadora nacional y donde se generan excedentes de ganado de “reposición”, éste normalmente se comercializa entre otros productores locales.

Si tomamos en cuenta que el consumo nacional de lácteos apenas se acerca a los 150 litros/per cápita/año (en circunstancias que países de similar nivel de desarrollo bordean los 200 litros), suena razonable que aumente la masa lechera y que crezca la producción doméstica. Bajo esa lógica, claramente no sobran vacas y, muy por el contrario, faltan.

De hecho, la masa bovina nacional (de leche y carne) viene cayendo estrepitosamente. El último registro oficial es de 2011, con 3,2 millones de cabezas, un 15% menos que en 2007. En el caso específico de las vacas lecheras, éstas se redujeron de 620 mil a 440 mil (una caída de 30% un una década).

Bajo este escenario, la exportación de ganado lechero podría sonar contradictorio e ilógico. Sin embargo, cuando actores relevantes de la industria nacional (controlados por capitales extranjeros) privilegian la importación de productos lácteos por sobre el estímulo a la producción de sus proveedores locales, bajo una mirada de colaboración y beneficio conjunto en el mediano y largo plazo, la señal pareciera ser muy clara.

Guste o no, hay que estar atento a las señales que da el mercado y sacar muy bien las cuentas porque todo indica que la comercialización de genética se abre como una alternativa interesante y atractiva para quienes cumplen los requerimientos, por sobre las expectativas de que ese ganado se quede en Chile y entre en producción para los “eventuales” requerimientos de las empresas elaboradoras.

Las condiciones sanitarias de nuestros rebaños, en general, son de altos estándares y el valor genético también se encuentra en un muy buen pie y por lo tanto si las posibilidades del mercado son favorables, no hay razón para no aprovechar la oportunidad.

El problema –una vez más- es que éste no es el camino que han recorrido los países que han hecho bien las cosas, con unamirada de Estado, y a los cuales se nos pretende imponer como modelos de desarrollo productivo.