Los envases de leche actuales se pueden reciclar. Sin embargo, los europeos, que son los mayores consumidores de productos lácteos del mundo, apenas se deshacen correctamente de entre un 10 y un 15% del total. El Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS), junto a otras siete instituciones colaboradoras, se ha embarcado en el proyecto de crear un material biodegradable que pueda ayudar a resolver este problema.
«De los dos millones de toneladas de botellas de polietilieno de alta densidad que se utilizan», afirma el Instituto en un comunicado, «solo entre un 10 y un 15% se reciclan, por lo que resulta especialmente interesante contar con productos biodegradables». El proyecto, denominado Biobottle y financiado por la Unión Europea, busca reemplazar este material con otros para que «al final de su breve vida útil no requieran la separación del resto de residuos orgánicos».
Los recipientes de productos lácteos no solo deben contenerlos con seguridad hasta su consumo, sino también exponerse con garantías a toda clase de procesos térmicos. Antes de llegar a los lineales de los supermercados, estos alimentos tienen que esterilizarse y pasteurizarse. Ambos procesos que exigen cambios bruscos de temperatura que eliminan la mayoría de patógenos y evitan su reproducción posterior.
261 kilos por europeo y año
«Las botellas y las bolsas de leche son un envase de un solo uso, por ese motivo se genera un gran volumen de residuo», afirma el Instituto. «Además, en su reciclado se requiere un exhaustivo lavado a alta temperatura para eliminar cualquier resto de producto y posteriores olores». Según el comunicado, cada europeo generó en 2011 261 kilos de residuos de envases de productos lácteos.
El objetivo de Biobottle no es crear un único material, sino dos alternativas diferentes: desde botellas multicapa de gran formato, así como bolsas de leche y batidos, y también otros recipientes monocapa, de menor tamaño, similares a los que se emplean para los productos probióticos.
