Sin embargo, lo que más llamó la atención fueron los argumentos esgrimidos por la compañía, al sostener que esta señal “es consecuente con la metodología utilizada para determinar el precio de la leche, que utiliza como base única las condiciones del mercado”.
Metodología que, según afirma Soprole, “es clara, transparente, conocida y valorada por sus productores y apegada a la legislación de libre competencia, ajena a toda circunstancia que no corresponda a estas condiciones objetivas de mercado”.
Haciendo memoria, no es fácil encontrar otro anuncio de cambios en los precios de compra que haya sido más argumentado comunicacionalmente que éste.
La pregunta es ¿por qué? Y obviamente no queda más que especular al respecto.
Llama la atención, sin embargo, la osada afirmación de esta compañía para sostener estas bondades que atribuye a su fórmula de cálculo del precio pagado a sus productores.
Con legítima inquietud nos preguntamos ¿desde cuándo existe una metodología tan “clara, transparente y valorada por los productores”?, ya que la realidad en la relación de esta empresa con sus proveedores no guarda relación con una fórmula de cálculo de los precios como la presentada hoy.
Esta inconsistencia nos lleva a legitimar nuestros contantes planteamientos respecto de que hay algo en la relación contractual entre productores de leche y empresas elaboradoras que no está funcionando bien.
Por ello, este comunicado de Soprole abre una gran oportunidad para que los organismos antimonopolio - a solicitud formal de las organizaciones gremiales de los productores - adopten una actitud más procativa para comenzar el análisis de esta relación tomando como punto de partida la metodología que utiliza Soprole.
Esto porque Soprole omite un elemento fundamental en el análisis del comportamiento del precio de la leche pagado a productor y que guarda relación con el alto nivel de importaciones (fundamentalmente leche en polvo y queso gouda) que ha realizado durante todo el 2013 a precios sospechosamente bajos desde su matriz en Nueva Zelandia (Fonterra), con lo cual presiona a las demás empresas en los puntos de venta y genera un efecto neutralizador para que el precio pagado a productor se mueva de manera más transparente. Sería muy importante, por ejemplo, saber cuál es el rol que cumplen esas importaciones en la metodología tan elogiada por Soprole.
