Por Paulina Carrasco Gorman, Presidenta Aproval Leche A.G.
Estamos terminando otro año y, más que reflexionar sobre el2023, parece más razonable poner la mirada en lo que viene.
Y allí nos encontramos con grandes desafíos, pero también con grandes oportunidades como productores de leche.
Por el lado de los desafíos, la creciente demanda por mayor productividad, eficiencia y rentabilidad necesariamente deberá conversar de manera cada vez más coordinada con el uso de los recursos naturales involucrados en nuestros sistemas productivos.
El suelo, el agua y los bosques irán cobrando más relevancia en la ecuación, ya que en el mundo hay mayor conciencia de que nuestras prácticas productivas deben considerar que se trata de recursos valiosos para el futuro de las próximas generaciones y por lo tanto nuestra vinculación debe tender a una relación diferente a como la hemos concebidotradicionalmente.
La disponibilidad de personas para ser parte de nuestros equipos de trabajo es otro aspecto que está cobrando más relevancia y que nos desafía a diario puesto que la solución no pasa exclusivamente por mayores remuneraciones -como solemos pensar en primera instancia- lo que nos obliga a ser más creativos y entender de mejor manera los requerimientos de nuestros potenciales y futuros colaboradores.
Por el lado de las oportunidades, hay consenso respecto de que los requerimientos por alimentos de alto valor nutricional y a costos razonables -como la leche- no sólo se mantendrán, sino que además se incrementarán a partir de una población que inevitablemente seguirá creciendo.
Los múltiples esfuerzos por reemplazar las proteínas de origen animal a partir de ingredientes vegetales no han superado la fase de ser generadoras de muy buenos retornospara sus promotores, pero no se vislumbran como una opción viable para satisfacer -por sí solos- todos los requerimientos alimenticios y nutricionales de la población del futuro.
Allí es donde la leche corre con ventajas y para quienes hemos dedicado nuestra vida a la producción de este alimento, se trata de una oportunidad inmejorable para seguir trabajando con el foco puesto en hacer las cosas cada vez de mejor manera y en sintonía con estos nuevos valores y desafíos.
No tiene mucho sentido quejarnos del clima, porque escogimos un trabajo que convive a diario con sus inesperados cambios, como tampoco aporta mucho responsabilizar a otros actores del mercado por nuestros pesares.
Lo que realmente ha movido y seguirá moviendo nuestra aguja como empresarios agrícolas es lo que ocurre “trancas adentro”.
Feliz Navidad y lo mejor para el nuevo año que viene.
