Por Paulina Carrasco Gorman, Presidenta Aproval Leche A.G.
En septiembre de 2017, nuestro país, a instancias del trabajo de vinculación internacional que desarrolla el Consorcio Lechero, adhirió al “Acuerdo de Rotterdam”, que representó el compromiso formal del sector lácteo a nivel mundial con los objetivos de desarrollo sostenible establecidos por la Organización de Naciones Unidas (ONU), teniendo como horizonte el 2030.
Este importante hito nacional, al que concurrieron las máximas autoridades del Ministerio de Agricultura de la época, la FAO (en Chile) y la Federación Internacional de Lechería, marcó el hito y el contexto en torno al cual los principales actores de la lechería chilena representados en ese momento por el Consorcio Lechero, asumíamos el desafío de trabajar para ofrecer al país y al mundo, una leche y productos lácteos bajo estándares de sustentabilidad reconocidos y demostrables.
Gracias a este primer paso se planteó un trabajo inicial a 5 años - que se cumplieron en 2021 - y durante los cuales no solo logramos definir una “Agenda de desarrollo sostenible” entre quienes visualizamos oportunamente la importancia estratégica de incorporar esta variable a nuestros procesos productivos, sino que, además, logramos traducir en acciones concretas algunas iniciativas en desarrollo que, estamos seguros, serán un extraordinario aporte en este camino que nos hemos trazado como cadena agroalimentaria.
En este esfuerzo liderado desde el Consorcio Lechero, la industria procesadora ha desarrollado un inédito Acuerdo de Producción Limpia mediante el cual han podido avanzar en diversos aspectos vinculados con la transformación industrial de la leche que producimos los agricultores.
Casi en paralelo, los actores de la producción primaria avanzamos en la construcción de un estándar de sustentabilidad asociado a nuestros procesos, que también representa un trabajo visionario y con mirada de futuro que nos permitirá demostrar y poner en valor nuestras prácticas productivas, que han demostrado ser bastante más sustentables de lo que muchos pensaban o de lo que incluso nosotros mismos pensábamos.
Este proceso de certificación está en plena ejecución de su marcha blanca, a través de otro Acuerdo de Producción Limpia, que esperamos sea replicado y masificado a corto plazo para poder demostrar con datos concretos, y no solo declaración de buenas intenciones, que somos una actividad productiva con estándares de sostenibilidad acordes al nuevo escenario que enfrentamos como humanidad.
